Cuenta la luna:
Don Tomás es un viejo zapatero
que es sus buenos tiempos fue un gran diseñador de zapatos, de toda clase y
modelos. Era tan bueno que las mejores tiendas, de todas las ciudades del mundo,
le hacían encargos. Gracias a que tenía un buen equipo de trabajo, podía
atender todos los pedidos y la gente estaba muy contenta con los zapatos de don
Tomás.
Pero la vida pasa y a don Tomás
le llegó la edad de la jubilación. Al principio se puso muy contento porque
como había ganado un buen dinero durante los años de trabajo y pensó que ahora
podría dedicarse a descansar sin tener que preocuparse de nada, y menos de los
pies de los demás. Así que llamó a sus encargados de confianza y les enseñó muy
bien el oficio para que ellos pudieran seguir trabajando y haciendo bonitos
diseños que luego venderían en las mejores tiendas de todo el mundo.
Don Tomás pasó los tres primeros
meses de la jubilación dedicado a pasear y a intentar encontrar alguna afición
que le distrajera. Los siguientes tres meses, los dedico a pensar que su vida
ahora era demasiado aburrida y otros tres meses después a lamentarse de no
saber qué hacer.
Pero una noche en la que no podía
dormir, salió a la terraza y se topó con una gran luna llena. Sintió que algo
en su interior se movía. Era como si se hubiera enamorado de la propia luna;
entonces comenzó a hablar con ella exponiéndola todas sus preocupaciones.
Cuando terminó de hablar, sintió como la luna había pasado de ser luna llena a
ser como una raja de sandía, o mejor dicho, como si fuera una gran sonrisa blanca
llena de comprensión, y…
Desde ese día. Don Tomás, no ha
dejado de fabricar un nuevo modelo de zapato que gracias a su ingenio sirve
para todo tipo de pies de todos los tamaños, como si fuera mágico. La luna le
ayuda a ser feliz y seguir trabajando en lo que le gusta, pero lo que más le
gusta es que, cuando ha terminado la tarea del día, la propia luna, a modo de
linterna, le guía y le señala las puertas en donde niños y mayores necesitan
zapatos nuevos y no se los pueden comprar. Don Tomás los deja en la puerta para
que a la mañana siguiente puedan seguir caminando con los pies bien protegidos.
Don Tomás ha vuelto a recuperar
la felicidad haciendo zapatos para todos.
Por favor, si quieres hacer uso de
este cuento, cita a la autora: © Pilar del Campo Puerta (está en
el Registro de la Propiedad Intelectual). Gracias.
NOTA:
Recuerda que siempre hay que citar la fuente de información. Para citar
este post, puedes hacerlo de la siguiente manera, por el método Harvard:
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