lunes, 3 de octubre de 2022

EL INDIO SIN ESPÍRITU (Cuento)

PILAR DEL CAMPO PUERTA

(Este cuento ha sido escrito por DAVID FERNÁNDEZ que amablemente lo ha cedido para que todos podáis leerlo. Muchas gracias.) 

En una tribu india, LOS YAKARAIS,  nació en un día de invierno un pequeño indio llamado MIDUY.

Al nacer le vieron dos puntos oscuros en el pecho, cerca del corazón y, como decía la leyenda: "quién tuviera esos dos puntos era el indio maldito". O sea, que no tenía espíritu.

Los cazadores al ver eso cogieron al niño en brazos y se lo llevaron al sabio brujo.  El brujo le examinó y dijo:

- Este niño es el indio maldito del que hablaban nuestros antepasados,  pero dudo que nos pueda hacer ningún mal.

Los indios no queriendo hacer caso llevaron al niño a sacrificarlo, y como en todos los sacrificios el condenado a morir tenía que pasar un día con su respectiva noche sin comer ni beber nada.

El brujo sintiendo pena del pequeño y pensando que sería un buen aprendiz de mayor cogió un par de pieles, su arco, un cántaro de leche, dos caballos y al niño, y salió del poblado hacia las colinas del sol naciente.  Después de un largo camino llegaron a dichas  colinas.  Allí el viejo brujo hizo una cabaña para resguardarse del frío y de la lluvia.

Pasaron los años y el pequeño creció, entonces el brujo le enseñó a cazar, a quitarle la piel a los osos, a tallar en piedra y hacer algunos hechizos.

Un día bañándose en el río MIDUY se vio los dos puntos en el pecho y fue a preguntar al brujo porque los tenía,  entonces el brujo le contó lo que pasaba.

 MIDUY se puso a llorar y dijo que él quería tener espíritu como todos los demás indios y, después de lamentarse durante un buen rato, volvió a preguntar:

- ¿No hay alguna solución?

El brujo le explicó

- He estado intentando recuperar tu espíritu durante estos años pero todos los intentos han sido inútiles, sin embargo, he descubierto dónde está y cómo lo puedes recuperar

- ¿Cómo? Cuéntamelo.

- Verás, cuando cumplas veintidós años tendrás que ir a la Roca Sagrada donde se realizan los sacrificios de animales y ahí pasarás tres pruebas

- ¿Cómo serán las pruebas?

- De momento no puedo decirte nada más.

Los años transcurrieron deprisa y por fin llegó la fecha que MIDUY tanto deseaba.  Al amanecer cogió su caballo, su arco y partió hacia la Roca Sagrada.  El brujo le vio partir pero no dijo nada porque sabía perfectamente a dónde iba,  y viendo que MIDUY estaba bastante alejado se puso de rodillas a implorar al dios del Sol.

- ¡Oh gran Sol, que MIDUY pueda superar las tres pruebas que el Señor de los Espíritus Cautivos le ponga!

MIDUY cabalgó durante ocho soles y ocho lunas hasta que llegó a su destino.  Allí le esperaba un indio bastante alto y de larga cabellera, ataviado con una piel de oso, y llevando en la cabeza plumas de halcón y águila real.

- ¿A qué vienes? -le preguntó.

- A recuperar mi espíritu -contestó MIDUY.

- Para eso tendrás que traerme las plumas rojas y amarillas del pájaro de fuego;  la caracola verde de los rápidos del río,  y si consigues esto ya estarás preparado para la gran prueba.

 

El extraño indio le llevó a la ladera de la Roca Sagrada y señalando hacia

un árbol que se veía en el horizonte le dijo:

- Ahí habita el pájaro de fuego.  Trae sus plumas pero no le mates porque es un ejemplar único en el mundo.

MIDUY salió despedido como una bala.  Cuando llegó al árbol vio que el pájaro estaba dormido, trepó con sigilo por las ramas hasta llegar hacia él y cuando estuvo muy cerca le echó su chaleco sobre la cabeza para que no pudiese ver nada,  entonces le arrancó las plumas rojas y amarillas y le dijo señor de los espíritus cautivo: 

- Esto ha sido muy fácil.

Después MIDUY fue hacia el río, allí encontró una canoa,  se montó en ella y empezó a bajar el río.  Pasó varios rápidos sin ver nada. Siguió bajando y cuándo ya casi estaba en la cascada para caerse, se agarró a unos troncos que sobresalían de la orilla,  los troncos se movieron  y vio un resplandor verde que salía por debajo de ellos,  entonces, MIDUY gritó:

- ¡Ya tengo la caracola!

Salió por los troncos a la orilla y regresó a la Roca Sagrada.

- ¿Cuál será la tercera prueba? -pregunto MIDUY al Señor de los Espíritus Cautivos

- Me tendrás que traer un trozo de nube gris.

MIDUY se acordó entonces de su amigo el brujo y realizó una pócima con unas hierbas y la vertió sobre su flecha.  Sin pensarlo más, disparó a una nube tormentosa. Cuando la flecha alcanzó la nube esta se partió en varios trozos y empezó a descender despacio, y un trozo se posó en las manos de MIDUY que se la llevó el Señor de los Espíritus Cautivos. Él la mezcló con las plumas y la caracola y todo ello se transformó en ungüento espeso y verdoso más tarde le dio a MIDUY para que se frotara por el pecho; este así lo hizo hasta que los puntos negro desaparecieron.

Por fin MIDUY ya tenía espíritu. Muy contento gritó: ¡Gracias! y volvió con su amigo el brujo.

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