PILAR DEL CAMPO PUERTA
(Regalo para los niños que están malitos)
El 13 de mayo es el Día Internacional del Niño Hospitalizado y como sabemos que la vida hospitalaria de los más pequeños no es fácil, este cuento regalo va para ellos.
Así que ya sabéis, papás, mamás, abuelos, tíos, primos y amigos que tengáis algún niño en el hospital, leerles este cuento para que en su cara se dibuje una sonrisa.
LLEGÓ EL GATO © Pilar del Campo
Edu, Tina y Ton, iban cierto día al colegio cuando un
precioso gatito blanco y negro se cruzó en su camino.
- ¡Qué bonito! –dijo Tina.
- ¡Parece manso! –dijo Ton.
- ¡Seguro que está perdido! –dijo Edu que sabía mucho de
animales.
- ¡Vamos que es muy tarde! –dijo mamá.
Los tres
hermanos siguieron su camino hacia el colegio pero con la pena de dejar allí al
gatito.
Pasaron
el día entre sumas, restas, lecturas y cosas interesantes que les enseñaron las
profesoras. También jugaron con sus amigos. Pero Edu, Tina y Ton pensaban en el
felino chiquitín.
Acabada
la jornada escolar, los niños volvían a casa cuando, de repente, entre unos
arbusto asomó la cabecita negra del gato.
- ¡Es él! – dijo Tina.
- ¡Nos ha esperado! – dijo Ton.
Y Edu,
sin pensarlo dos veces, le tendió la mano y el gatito se la lamió. Ya entre los
brazos del niño se dejó acariciar por los otros y decidieron llevárselo a casa.
Pero, ¿qué dirían mamá y papá? Intentaron meterlo en una mochila y el gato se
resistió. Quisieron taparlo con los abrigos, pero temieron que se asfixiara. Pensaron
mil maneras de esconderlo pero ninguna les pareció buena y al final decidieron
afrontar la situación.
- ¡Mira mamá lo que traemos! –dijeron los tres a la vez.
- ¿Verdad que es precioso? –preguntó Tina.
- ¡Y muy manso! –afirmó Ton.
- ¡Está perdido y necesita un hogar! –añadió Edu.
- Muy bien, pero aquí ya tenemos perro, hámster, tortuga, iguana,
canario, codorniz y tres revoltosos críos que no paran en todo el día.
- ¡Porfa mami! –suplicaron los tres.
- ¡Ya veremos! –respondió mamá.
Ahora
había que convencer a papá.
- ¡Mira que gatito más preciso hemos encontrado en la
calle! –dijo Tina.
- ¡Es muy tranquilo! –dijo Ton.
- ¿Podemos quedarnos con él? –preguntó Edu.
- ¡Ya veremos! –respondió papá.
El
gatito, al que llamaron Rabi, continuaba en brazos de Edu y se dejaba
acariciar, pero en cuanto detectó la presencia de Lauki, el cachorro coker
color canela empezó a bufar asustado. Lauki ladró contento. A su vez, Chispi,
el canario amarillo, hizo un pío-pío asustado por la presencia del gato. La
tortuga Federica, ante tal bullicio, se encerró en su caparazón y el hámster
Manolito corrió en su rueda giratoria. La codorniz Felisa abrió sus alas y la
iguana Lola ni se inmutó.
Mamá y
papá hablaron del gato. Los niños esperaron impacientes la decisión. Y al final
Rabi pasó a formar parte de la familia y del pequeño zoo particular adaptándose
pronto a su nueva situación.
- ¿Qué hubiera sido de él si no estuviera con nosotros?
–preguntó Edu a papá.
- Seguramente nada bueno. Aunque los gatos son muy listos.
- ¿Por qué debemos llevarlo al veterinario? –preguntó Ton.
- Para vacunarle –contestó papá.
- Y para lavarle y perfumarle –aclaró Tina.
- Por supuesto, pero no olvidéis, que si es bueno ayudar a
un animal abandonado, también hay que asegurarse de que no está enfermo. Es
mejor ser precavido.
- Pero Rabi está sano –dijo Tina con cara de preocupación.
- Seguro que Rabi es especial –la tranquilizó papá.
En
efecto, Rabi era un precioso ejemplar, sano, fuerte, cariñoso y simpático. Lo
que más le gustaba era andar bajo las camas, ocupar el cesto que siempre había
sido de Lauki y curiosear en las jaulas de los animales más pequeños.
Todo en
la casa iba bien hasta que empezaban los juegos y las peleas: Edu perseguía a Tina, Ton perseguía a Lauki, Lauki a
Rabi, Rabi a Federica, a Manolito y a
Chispi. Felisa cantaba ante la parsimonia de Lola. Entonces Edu, Tina y Ton
reían y gritaban. Lauki ladraba, Rabi maullaba, Manolito corría por su rueda y
Chispi cantaba. Federica se encerraba en su caparazón mientras Felisa y Lola
aplaudían a su manera.
Para los
niños y los animalitos de compañía la diversión estaba asegurada y aunque con
tal bullicio papá y mamá perdían a veces los nervios, ver a todos tan felices
les tranquilizaba.
Además, el hospital Gregorio Marañón en colaboración con varias ONG ha elaborado un vídeo para sensibilizar sobre la situación hospitalaria de niños, así como reconocer la tarea de los profesionales que les atienden. Difundirlo es nuestro mejor homenaje.
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