lunes, 7 de noviembre de 2022

LA JIRAFA RAFA (Cuento)

PILAR DEL CAMPO PUERTA 

La jirafa Rafaela, a  la que todos llaman Rafa, cuando era pequeña se subió a un árbol para comer hojas y se cayó.  Desde entonces tiene una pequeña lesión en la pata delantera derecha y anda un poco coja.


Y es que Rafa cuando era pequeña no sabía que podía comer hojas sin subirse a los árboles; no era consciente de que tenía el cuello muy largo. Lo descubrió el día que le dolió la garganta y dijo a su mamá.

- Me duele mucho la garganta.

- ¿En qué lugar? - le preguntó preocupada.

- ¿Cómo? - dijo toda extrañada Rafa.


Su mamá fue entonces le fue señalando varios puntos de su largo cuello y preguntando. 

- ¿Aquí, aquí, aquí o aquí?

- ¡Qué cuello más largo tengo! - exclamó Rafa muy contenta.

- Claro hijita, porque eres una jirafa -le contestó su mamá-  y para curar tu dolor iremos al doctor.


 Así, madre e hija fueron a casa del doctor Grillo.

- Doctor, doctor, a Rafa le duele la garganta.


El grillo dando saltos subió y subió por la cola, luego fue brincando por el lomo, ascendió por el cuello, llegó a la cabeza, se le posó en una oreja, luego en la nariz, y bajó hasta la boca

- ¡Abre la boca Rafa - dijo el doctor Grillo


Y dando más saltos entró, entró y entró garganta abajo, y Rafa se lo tragó.


 Acudieron entonces a otro especialista.

- Doctor Ratón, a Rafa le duele la garganta -dijo su mamá.


 Con gran esfuerzo el ratón trepó por una de las patas, llegó al lomo, corrió por él y ascendió hasta la cabeza;  se agarró al flequillo y asomó su hocico al fondo de la boca, pero perdió el equilibrio y cayó, y cayó, cuello abajo, hasta que Rafa se lo tragó.

- Iremos a otro especialista- dijo su mamá algo inquieta por los dos fracasos para curar a Rafa.


Visitaron entonces a la doctora Mariposa, al doctor Caracol,  a la doctora Rana, al doctor Sapo, a la doctora Mosca, a la doctora Ardilla y al doctor Pájaro Carpintero,  pero todos al asomarse al fondo de la garganta de Rafa, cayeron al hacia su estómago, que ya empezaba a estar lleno.

- Mamá, me sigue doliendo la garganta y también el estómago -se quejó Rafa con una carita muy triste.


No hay más remedio que buscar otro médico para sanar a esta criatura que además de estar coja por subirse a un árbol a comer hojas, le duele la garganta y la barriga por tragarse a todos los especialistas, pensó la madre toda preocupada.


Las dos caminaron y caminaron hasta encontrar un cartel que decía: “ Aquí vive el doctor Sanalotodo de profesión cirujano y de raza mono”.  


Entraron en una cueva oscura y sucia donde el doctor Sanalotodo, con aspecto de estar un poco loco, hacía pócimas y lociones para sanarlo todo.


La madre de Rafa le contó lo de la caída del árbol y la lesión de la pata, lo de su largo cuello y su dolor de garganta, además de los especialistas que se había tragado. Y el doctor Sanalotodo, después de mucho pensar, recetó corteza de árbol y un ramito de cerezas.  Lo primero era para limpiarle la barriga y lo segundo, por aliviar el gaznate.


Cuando Rafa y su madre salieron del antro del mono y se marcharon con lo recetado, oyeron como el mono cantaba:


Sanalotodo, Sanalotodo. Soy el mejor.

A la jirafa Rafa

que duele la garganta 

y como no sabe hacer gárgaras,

recomiendo tomar corteza 

y un ramito de cerezas

Para la barriga lo mejor es

un buena siesta,

que alivie la digestión 

de todo lo que se tragó.

Y lo de la pata no tiene arreglo

pues por torpe ella solita se lo buscó.

Sanalotodo, Sanalotodo. Soy el mejor.


Y, colorín colorado, este cuento se ha acabado, con la jirafa Rafa del todo curada.





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