sábado, 19 de septiembre de 2015

ZAPATOS PARA TODOS (Cuento)

Cuenta la luna:

Don Tomás es un viejo zapatero que es sus buenos tiempos fue un gran diseñador de zapatos, de toda clase y modelos. Era tan bueno que las mejores tiendas, de todas las ciudades del mundo, le hacían encargos. Gracias a que tenía un buen equipo de trabajo, podía atender todos los pedidos y la gente estaba muy contenta con los zapatos de don Tomás.

Pero la vida pasa y a don Tomás le llegó la edad de la jubilación. Al principio se puso muy contento porque como había ganado un buen dinero durante los años de trabajo y pensó que ahora podría dedicarse a descansar sin tener que preocuparse de nada, y menos de los pies de los demás. Así que llamó a sus encargados de confianza y les enseñó muy bien el oficio para que ellos pudieran seguir trabajando y haciendo bonitos diseños que luego venderían en las mejores tiendas de todo el mundo.

Don Tomás pasó los tres primeros meses de la jubilación dedicado a pasear y a intentar encontrar alguna afición que le distrajera. Los siguientes tres meses, los dedico a pensar que su vida ahora era demasiado aburrida y otros tres meses después a lamentarse de no saber qué hacer.

Pero una noche en la que no podía dormir, salió a la terraza y se topó con una gran luna llena. Sintió que algo en su interior se movía. Era como si se hubiera enamorado de la propia luna; entonces comenzó a hablar con ella exponiéndola todas sus preocupaciones. Cuando terminó de hablar, sintió como la luna había pasado de ser luna llena a ser como una raja de sandía, o mejor dicho, como si fuera una gran sonrisa blanca llena de comprensión, y…

Desde ese día. Don Tomás, no ha dejado de fabricar un nuevo modelo de zapato que gracias a su ingenio sirve para todo tipo de pies de todos los tamaños, como si fuera mágico. La luna le ayuda a ser feliz y seguir trabajando en lo que le gusta, pero lo que más le gusta es que, cuando ha terminado la tarea del día, la propia luna, a modo de linterna, le guía y le señala las puertas en donde niños y mayores necesitan zapatos nuevos y no se los pueden comprar. Don Tomás los deja en la puerta para que a la mañana siguiente puedan seguir caminando con los pies bien protegidos.

Don Tomás ha vuelto a recuperar la felicidad haciendo zapatos para todos.


Por favor, si quieres hacer uso de este cuento, cita a la autora:  © Pilar del Campo Puerta (está en el Registro de la Propiedad Intelectual). Gracias. 

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