miércoles, 28 de enero de 2015

El trasto de la señora Adela (Lectura recomendada)

PILAR DEL CAMPO PUERTA

Esta es la historia de la señora Adela y un trasto que le hace compañía, pero ¿qué "trasto" es? Mejor es que lo leas para descubrirlo.



(DURAN, Teresa.  El trasto de la señorea Adela. Madrid: Oxford, 2010,Colección El árbol de la lectura. Serie infantil, nº 1.  p. 59)


Es un libro ameno, divertido, de fácil lectura, recomendado para lectores de 6 años en adelante, que trata de la soledad de las personas mayores y su necesidad de tener compañía. Porque la señora Adela es mayor, vive sola y se aburre mucho, por eso cuando aparece "el trasto" aunque le complica la existencia, también le alegra la vida.
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La utilidad de esta lectura es la enseñanza de valores:

Primero, que las personas mayores todavía tienen mucho que ofrecer, por eso esperan que se les dé la oportunidad de seguir adelante con nuevas ilusiones, de ocuparse de algo. Da igual de qué tipo de "trasto", la cuestión es que tengan algo o alguien de quién preocuparse para sentirse útiles.

Segundo, que los niños pueden ser como el "trasto" de la señora Adela, una compañía para las personas mayores: los propios abuelos, o fomentar las visitas a centros de mayores dónde siempre serán bien recibidos. 

Tercero, el fomentando las relaciones sociales.Una actividad social, además de la visita, puede ser ir a leer cuentos a los mayores.

Pero lo mejor es que leáis un poco de esta historia de humor y termnura, escrita por Teresa Duran e ilustrada por Noemí Villamuza, porque seguro os va a encantar. 



Hacía ya horas que la señora Adela estaba recostada en la butaca de su salón mirando al techo. 
Se aburría... 
Desde que se había quedado viuda se aburría mucho. Por eso miraba al techo... 
Aunque quizá habría sido mejor que mirase hacia otro lugar de aquel piso enorme situado en el centro de la ciudad. 
Pero no lo hizo. 
En vez de eso, trató de animarse y volvió a abrillantar la ya reluciente lámpara del salón. 







La noche era oscura y se aburría.
"Todo el mundo estará durmiendo menos yo", pensaba.
Y era verdad que todos los vecinos de su casa dormían..., pero no todo el mundo.
Daba una vuelta y otra, pero a la señora Adela le costaba coger el sueño.
Probó a contar ovejas, que es un método que le habían recomendado mucho, pero había manera de dormirse.
Ni siquiera contado elefantes. 





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